Monday 7 October 2013

EXTRAIDO DE "EN TIEMPO DE PRODIGIOS". POR MARTA RIVERA DE LA CRUZ.

"Ésa era su forma de enfrentarse al mundo: con una confianza suprema en el futuro, con un optimismo que acababa por volverse contagioso y que fue, creo, la razón fundamental por la que se ganó el amor de tanta gente. La vida está llena de personas que no creen en nada, y si de pronto se nos cruza en el camino alguien capaz de tener fe en cualquier cosa buena, el instinto de supervivencia nos empuja a acercarnos a ella, a buscar refugio a su lado. Yo ni siquiera tuve que buscar ese refugio. (...) y pasé toda mi vida alimentándome de su luz particular, una luz que iluminaba hasta las cosas más mezquinas, aquellas que pese a las mejores intenciones no podemos evitar que nos salgan al paso en algún momento de nuestra historia.
(...) No creo que vuelva a ver una luz así en la mirada de nadie. Supongo que es un sello distintivo de algunos seres excepcionales, de esos que pasan por el mundo con el objetivo secreto de convertirlo en un lugar mejor. Los dioses conceden entonces una luz especial a su mirada, a lo mejor para que puedan reconocerse entre ellos, o quizá para distinguirlos al primer golpe de vista del resto de nosotros".

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